lunes, 23 de febrero de 2009

Reventar

Creer o reventar, creer o reventar,

cuánta apología a la dinamita,

si se la creen tanto,

se la van a terminar reventando,

Creer no me suena tan lindo como a ellos

que juegan a ver quien es más dios, más santito,

más dios

dios, yo te puse en minúsculas,

porque prefiero a una Mariposa,

asi que mandame a tu cárcel de demonios.

No prometo vengarme,

aunque tampoco  prometo ninguna otra cosa.

Y si no te creo, entonces le pongo un título al poemita, y a otra cosa, Mariposa.

Acá, escribiendo esto

Yo acá, escribiendo esto, 
vos ahí, leyéndolo,
si no te abrumé sos un alcornoque
porque hay diferencias igualitas,
porque si bien acá y allá
todo es lo mismo, todo da igual,
estarán ahí juegueteando nuestras diferencias
igualadas, mapeadas, identificadas
emparejadas
para que puedas en tu ahora leerme
y en mi ahora pueda yo escribirte
pero yo desde acá digo: vos sos un alcornoque.
No te asustes, el alcornoque es una plantita nomás,
tal vez no estaría tan mal eso para mí,
lo voy a pensar,
pero vos mucha opción no te dejaste,
vos, que alcornoqueaste más que nadie,
ahí, cuando te condenaste forever.
¿No te acordás?
Si serás.

Confesión sobre las palabras

Yo creo que las palabras te traen olores o sensaciones cuando las escuchás, muchas veces por recuerdos vividos, aunque ahora no me quiero referir a esos casos, sino a los otros, cuando sin mucha burocracia lógica que la sustente, la sensación igual viene volando desde la boca del hablante, enfilándote desde lejos, y se agazapa amenazante esperando el momento exacto de la pronunciación, y cuando ahí la palabra ya se viene y hace bailar lengua y labios del remitente, la ráfaga de la sensación que corresponda se desata y se arroja como una gran bola por la cabeza del receptor.

Y así pasa, por ejemplo, que éste escucha la palabra "página" y se siente como parado, derechito y que viene de lejos un  zable fino doblado que justo cuando llega la parte de la "gi" le corta los brazos por la mitad y ya al final de la palabra se debilita un poco y la espada sale pintada con su sangre.

Y cuando el tipo escucha "arte" se imagina unos espíritus angélicos que te reconocen desde arriba, mientras uno está como adentro de un cuadrado, y el plan de los seres alados es sacarte de ahí al menos para escupirte y avivarte de alguna cosa. La mayoría de estas cosas pasa en la "erre".

Y así todo.

A esta página

Bien podría haberte llenado con versos hermosos de un Neruda o un gran cuento de Cortázar. Más entonces vos no serías mejor que una triste fotocopia, ni yo que un burdo fotocopiante.

Para superar eso, podría entonces yo haber hecho un lindo dibujo, o escrito alguna narración pretensiosa, pero ocurre que tampoco soy gran pintor ni escritor

Pero escribo de noche, y de noche el renglón es la palma de mi zurda.

Y de noche es oscuro, y mi borme tiene ganas, asi que escribo más bien por ella que por mí.

Y vos sos una página que estabas en el cuaderno, y me mirabas con inquietud nocturna, asi que saliste elegida, porque lo que te dejé escrito, y te cabe.

Un pasto

Un pasto, uno entre miles, bajo otro, sólo que es el cielo.

Un árbol entre todo el pasto, hermoso, es alto

entonces, todo choca y el monte se estrella,
y entre tantas estrellas surge el sol,

que de alguna cosa está segura, entonces mira con firmeza y

llena todo de colores y también ilumina todo con amarillo.

Un huequito en la tierra, y un viento tremendo

hacen surgir un hombre para acompañar a la lluvia y las rocas.

Este hombre entonces nace llorando,

aparece el primer grito sobre la tierra

que no dice ninguna palabra, pero te explica que la cosa cambió,

que ahora la tierra sabe gritarte, y bien fuerte.