miércoles, 25 de mayo de 2016

Migajas

Dos palomas picoteaban sus migajas. Éstas caían desde una sala contigua al patio. Una sala llena de vacío. Las gargantas guturales expandían sus ruidos. Su lenguaje humanamente imposible. Su lengua palomamente exquisita. Que así decía:

- "Me emplumaron, comadre. Midiendo al tiempo desde el último poste de electrocución, suspendí mi trote por un cuadro triste que llegué a ver. Con un ojo solo y de coté. Promesa de paloma"
- "¿Qué vió el ojo tuyo?
- "El ojo que te cuento vio a los gusanitos parloteando. Uno preguntaba '¿Cómo desandarlas si son aves que susurran?' y el otro respondía 'Fácilmente. Organizando un terremoto.'.
- "Mierda..."
- "Le diste a un trajeado. Merecido. Te estaba contando. El primero responde 'Son conocedoras de todo el pasto. De extremo a extremo.'
- "Mierda..."
- "Dos ya es de hija de puta. El otro responde 'Estamos entre tipitos que pasan sin ver y que pisan sin saber. Asesinos más ellos que mil palomas como esa que nos mira'. Y esa era yo. Me emplumaron, te digo".
- "El primero que contás es el que sueña en su entierro susurrando '¿dónde azúcar hay acá?' y se corroe de ira, y fustiga a las hormigas. Yo insisto en que los palomicemos. No olvides que en un costado del paisaje el mundo se acabó. Los fanáticos del derrumbe son sirvientes de la estatua, y a ella le impregnamos ya nuestro panfleto jeroglífico de caca."
- "No sueña eso. Habla por no poder dormir. La peor pesadilla es la que se esconde detrás del insomnio. Será gusanito pero una vez lo amé y donde hubo amor literatura queda."
- "Fieras incontables vos y tus gusanitos. Como un gordo que ama a la bondiola. Más bien le preguntarías, '¿cómo hacés para gustarme, si vos no me conocés?'"
- "Esos son tus presagios. Si yo fuese un tergopol, cuidaría a mi nube de los golpes. Mas aquí hecha paloma sólo esculpo mis resabios de migaja dando guerra a la esfinge del tarugo."
- "Yo me vuelvo. Ya me vuelo".

Inmediatamente desde la sala colmada de nada despidieron al aire decenas de migajas nuevas, intactas, con acento sofísta y devoción por la paloma. El amor fue correspondido, picoteado, digerido, y repuesto en forma de ofensa al montículo de hierro, ultrajado dios de los tipitos.

Soñé que el mar

Soñé con vos, minusa desconocida, y éramos tan sencillos los dos. Vos, de silueta marítima, y yo de tifón jetón. Pedazo de tormenta los dos. Trifulca de aguaviva, centrífuga de tiburón. Vos tan franca, yo tan austral, tan ballenas los dos. Hijos del remolino, nietos del maremoto, sugerente descendencia para tan sólo un sueño mío. ¿Volviéramos tal vez un día a fundir a nuestros dioses? Yo prometo duros estornudos que aviven la borrasca. Vos prometeme tu sigilio de frescura agitando el ventarrón. Amamantemos el epicentro, marejada mía, y volvámonos el reflejo sin tiempo de una tempestad olvidada. ¿Cumplíeramos así, entre tsunamis eternos, el sagrado grito del mar? Tal vez sí. Tal vez no. O tal vez un día, amaneciese uno sacudiendo lluvias, animándose, por fin, a decir ola.

viernes, 20 de mayo de 2016

Hepatóloga

Hoy pedí desde el corazón
me diste una hermosa flor
Lloré y recordé mucho
Por qué fue eso?
Hepatóloga, dimeló

Hoy sentí necesidad
desperté ansioso, y acudí
acurrucado contra un calor
Para qué fue eso?
Hepatóloga, ayudamé

Hoy quise volar verdadero
Me mostraste pajaritos
Recuerdo uno, se fue silbando
A dónde fue?
Hepatóloga, cuentamé

Y si quieres saber
cómo traduce, a través del frío,
el tornillo su espiral secreto
amarrado a su acertijo
Hepatóloga, preguntamé

lunes, 9 de mayo de 2016

Apotegma

Lentejas, empanadas, alcohol.
Bondi, sol, cara.
Retraso, chichón, baba.
Veo entre pestañas,
como un susurro de los ojos.
El orden de las casas.
Presiento la humedad.
Y la siento luego.
Efectiva y durmiente.
La estela del sueño.
Sobre mi suéter.
Vidrio. Baba. Reloj.
El orden de las cosas.
Una centena de piernas.
Una mitad con zapatos iguales.
A la mitad segunda.
Y sus dueños malheridos
Por agujas que dan vueltas.
La costura de la llaga.
Entemedio del abrigo.
En la última parada.
Dosificando pasos.
El piernario enceguecido.
De dos en dos, sin desnudeces.
Arrastrados por el polvo.
Los Habitantes.
Del Habitáculo.

domingo, 8 de mayo de 2016

Relojeando

Diosa tarea la de la existencia
Enemiga de la prórroga
A cuál árbitro puteo
Cuando me tuerzo solo
Y sólo me queda
Este cerezo en la cabeza
Destilando textos
Añorando las mañanas
Amanecidas sobre tu mesa
Que nunca se me cruzaron
Y soplando para arriba
Esta lluvia de arena
Es que la eternidad
Nunca fue mi fuerte

miércoles, 4 de mayo de 2016

Gallo ciego

- "Un punto púrpura. Murmura. Una línea violácea. Susurra. Su ardiente semirrecta. Suspira."
- "Ya sé. Una batata"
- "..."
- "No me mires así. Fácil"
- "¿Qué sabés de mi mirada si la tuya no está?"
- "Sé que me mirás, y cómo me mirás, y también sé de tu batata."
- "Con un punto y una línea y una semirrecta no podés saber batata."
- "No pensé en eso. Murmura y susurra y suspira. Entonces batata"
- "Bueno, no es"
- "Sí que es"

Dos ojos cegados por sus párpados hacen que una mano se endereze torpe, pero de todas formas firme y con convicción. La mano ya está en el cuerpo. La mano constata la batata.

- "Te dije. No es. Es patata"
- "No me vengás a extirpar las apuestas con tus parónimos."
- "Y vos rajá de hacerme la psicología. Y sacá esa mano. Estás jadeándome el artefacto."
- "Sos tan astuto para barrenar en la pelotudez... Decirle artefacto a la batata... Me afiebrás la fiebre"
- "Las palabras son terrones que se preconizan al hablar. Si percibís maldades será padecimiento tuyo"
- "El mundo es una perla en un perlario. El humano cree que un paisaje es el interior del estuche en donde vive. Ahora descubrieron que el mundo es un mundillo. Y que el desagrado por reconocerlo es un ejército de pelotones armados hasta las muelas, y con un velo en su misión."

La mano nunca soltó a la batata. Los ojos que estaban abiertos, nunca parpadearon. Los ojos que estaban cerrados, nunca se abrieron.

- "Terminala. No con lo que decís. Vos sabés a qué me refiero. Hablo de la batata. Y de abrir los ojos."
- "No puedo terminar lo que no emp..."
Interrumpe un beso del que no se sabe más.
- "Si terminamos la batata, y no queda nada más, nos moriremos masticando los picaportes. Y mientras florece nuestro abismo estomacal, mientras toda bioquímica se vence me dirás, cuál es la lógica de tanto rasgo. Si en la cara la mirada está cerrada, ¿qué justifica en los ojos su adhesión? Si la mano va perdida y torpe contra una batata, ¿Para qué en su garra su enganche? ¿O en su mente su atención? Todo su celo absorbido en un puñetazo al explorador que murió de curiosidad."
- "No entendí, pero si abriera los ojos sería como darte un bastonazo de indiferencia. ¿Cuál es la lógica de tanto rasgo, me preguntás? Yuxtaposicionarnos a la primavera, que es muy turra y tirapiedras. Un día le vamos a afanar las banderas. "
- "En esa te acompaño. Por la puta órbita de la motosierra que nos merodea los altibajos desde que nacemos."

Sal. Llueve sal. Llueve sal sobre la batata, y se junta a la manteca, y se unta la manteca.

- "Vení acercate un poco. Estás ahí al lado. Pero estás a la intemperie. Todo empapado y con órbitas de glaciares. La ciudad te busca mimetizar con el que muere colgado de un semáforo. Con la novedad de los amanecidos. Con el susto porteño. Los vecinitos atados a la soga de su cuello. La ronda de imbéciles sacando mil fotos a la metrópolis suicidada. Y le hacen zoomes en el párpado, porque su ojo está cerrado. Ahí donde habitaba una mirada perdida. Esa que los cronistas decorarán con sus atuendos. Con sus pobres metralletas de párrafos suicidados y ciegos. El mundo algún día determinará la responsabilidad del esquema."
- "¿Del sistema?"
- "No. Del esquema. De los esquematizados. De la esquematización de los sabuesos. Se intuyen, como alpinistas adormecidos clavando témpanos. Con su caravana del despiste, su reflejo de lente inútil a la inutilidad. Podemos polarizar la lente, se agitan endemoniados. Y la única polarizada termina siendo la desgracia. ¿Desdramatizar la escena? No, procrearla. Una farmacia que vive de los condones. Y los pincha todos cuando acuden los atónitos a fornicar"

Manteca entre las uñas. Sal entre los bigotes.
La batata se come con la mano.

Violeta



¿Por qué los días vienen solos?
Acaba de preguntarme una niña.
Aún sigo rascándome la pera.