Estábamos maravillosamente mal.
Tus ojos buscaban escapar de sus orificios
Y surcaban arroyitos de agua
Estábamos en el gradiente infitesimal
De un espacio irreparable
Envenenábamos el aire
Al tiempo que movíamos nuestras incertezas
Allí parados, en el cielo de la luna.
Algo estricto producía un efecto de perfección.
Rememorar aquel instante escondido en el tiempo
En que nacieron los abuelos de estos dos tarados
Que se jalan las mentiras como los flecos del pelado
Nuestras fuerzas ficticias
luchando en el ring de la nada
Es así como se fabrica la nostalgia
Es ésta la verdadera máquina de farsas
El sol retrocedía desorbitado
Nuestras sombras se alargaban
Los placeres derogado
El secreto de la felicidad era soportarla
El último tema que sonaba lo sería para siempre
Y nosotros cada vez más expertos en la larga circunstancia
Se diluye lo que expira?
O tendremos que lavarnos las remeras?
Tanto talento puede ser odioso
Hablábamos con la fineza del fresno seco
Parecido en nada el tiempo
Fuimos amantes de lo implícito
Y sus tácticas cruciales
Sufríamos la gota del transcurso
Entremedio de pintados dentales tirapostas
Que llenos de culitos y misiones de cráter
Y de módo cruelísimo y con súbito prepo
Se apagaban como el otro ruido
La muerte nos gotea.
La vida nos ghostea.
Armamos mil praxis
Nos quiero mucho pero ¿a qué vinimos?
¿Vinimos a consternarnos quizás?
¿A hostilizarnos la información?
Somos imbéciles, de hecho
¿Pero quién no es un imbécil?
A deshabitar, a deshabitar
Que la mierda es mía, tuya y de aquél
¿Desde cuándo jugamos a la palabra, tan incipiente?
No está rota. Es rota.
A menos que se hayan demostrado muchísimas cosas.
A menos que se me pone la cara tinta.
A menos que la congoja.
A menos que el poderío.
No resumiendo:
Está la verdad en estado destruido.
Nuestras manos llenas de guantes de box
Nuestra depresión cinética.
Tu luna en tu lunar.
Y eso, mi desesperación.
Ahora en la novedad no soy ente.
Soy el manuscrito pinchado por la daga.
Con el planeta en el bolsillo
Y sin manera
De direccionar la cosmogonía
A su vericueto
Tan adhesivo
Tan adjetivo
Que si lo tuviera de equipamiento
Reposando terminología
Haría yunta con su vocablo
Con la lengua ajada
Y la muela de cobalto
Como sientiendo
Otro texto entero de resentimientos
El árbol, tapa del bosque.
Prodigio es quien sobrevive
A la sabiduría civilizatoria
A la cuna de la predación
Pero veníamos diciéndonos el futuro
Y pasamos a ofertarnos el oráculo
No estábamos así
No éramos así
Sin bordes abordables
Optamos por preguntarnos
¿Hay respuesta?
¿Hay una parte aparte?
O la esfinge finge tenernos
En sus garras y desfavorecidos
En el ápice del momento bélico
Con la munición distraída
Con el detonante raído
Y de un momento a otro
Pasaron un millón de inviernos
Y se supo:
Soy este pelícano medio deprimido