domingo, 14 de agosto de 2022

Se supo

 Estábamos maravillosamente mal.

Tus ojos buscaban escapar de sus orificios

Y surcaban arroyitos de agua

Estábamos en el gradiente infitesimal

De un espacio irreparable

Envenenábamos el aire

Al tiempo que movíamos nuestras incertezas

Allí parados, en el cielo de la luna.

Algo estricto producía un efecto de perfección.

Rememorar aquel instante escondido en el tiempo

En que nacieron los abuelos de estos dos tarados

Que se jalan las mentiras como los flecos del pelado

Nuestras fuerzas ficticias 

luchando en el ring de la nada

Es así como se fabrica la nostalgia

Es ésta la verdadera máquina de farsas

El sol retrocedía desorbitado

Nuestras sombras se alargaban

Los placeres derogado

El secreto de la felicidad era soportarla

El último tema que sonaba lo sería para siempre

Y nosotros cada vez más expertos en la larga circunstancia

Se diluye lo que expira?

O tendremos que lavarnos las remeras?

Tanto talento puede ser odioso

Hablábamos con la fineza del fresno seco

Parecido en nada el tiempo

Fuimos amantes de lo implícito

Y sus tácticas cruciales

Sufríamos la gota del transcurso

Entremedio de pintados dentales tirapostas

Que llenos de culitos y misiones de cráter

Y de módo cruelísimo y con súbito prepo

Se apagaban como el otro ruido

La muerte nos gotea.

La vida nos ghostea.

Armamos mil praxis 

Nos quiero mucho pero ¿a qué vinimos?

¿Vinimos a consternarnos quizás?

¿A hostilizarnos la información?

Somos imbéciles, de hecho

¿Pero quién no es un imbécil?

A deshabitar, a deshabitar

Que la mierda es mía, tuya y de aquél

¿Desde cuándo jugamos a la palabra, tan incipiente?

No está rota. Es rota.

A menos que se hayan demostrado muchísimas cosas.

A menos que se me pone la cara tinta.

A menos que la congoja.

A menos que el poderío.

No resumiendo:

Está la verdad en estado destruido.

Nuestras manos llenas de guantes de box

Nuestra depresión cinética.

Tu luna en tu lunar.

Y eso, mi desesperación.

Ahora en la novedad no soy ente.

Soy el manuscrito pinchado por la daga.

Con el planeta en el bolsillo

Y sin manera

De direccionar la cosmogonía

A su vericueto

Tan adhesivo

Tan adjetivo

Que si lo tuviera de equipamiento

Reposando terminología

Haría yunta con su vocablo

Con la lengua ajada

Y la muela de cobalto

Como sientiendo

Otro texto entero de resentimientos

El árbol, tapa del bosque.

Prodigio es quien sobrevive

A la sabiduría civilizatoria

A la cuna de la predación

Pero veníamos diciéndonos el futuro

Y pasamos a ofertarnos el oráculo

No estábamos así

No éramos así

Sin bordes abordables

Optamos por preguntarnos

¿Hay respuesta?

¿Hay una parte aparte?

O la esfinge finge tenernos

En sus garras y desfavorecidos

En el ápice del momento bélico

Con la munición distraída

Con el detonante raído

Y de un momento a otro

Pasaron un millón de inviernos

Y se supo:

Soy este pelícano medio deprimido