sábado, 31 de octubre de 2015

Mono Logo

Me tenés cabezón, entrándole con un licor a esta ficción de la realidad.
No puedo enfrentar tantos gnomos con libros de psicoterapias, mientras la dama trama drama.
Me arrumbarías hasta la sombra de focos si me arrimara un poco.
Entrometieras escrúpulos entre mis fanatismos, Si me animara un poco
Somos una manga soledades, en estricta libertad, en precisa exactitud.
Afirmamos las cuestiones que nos negamos.
Abandono lo que te estoy diciendo, abandono las imágenes de las imaginaciones.
Silbo bajito cuando se me olvidan las melodías.
Mientras los electrodos de mi cerebro tratan de rememorar cuál canción era lo que era la canción.
Agujero mental puro. Hueco insólito y solito entre recuerdos vagos.
¡Que se pongan a laburar!
Me nace un ímpetu de voluntad fascista contra mis propias redes neuronales.
Si fuese fascista me asesinaría.
¿Qué habrá sido de la canción que canturreaba? Se pone más dulce, más insólita, al ser desconocida.
Me cuento un cuento, que recibo extraordinariamente como novedad.
El microcosmos se enamora del macrocosmos. Estamos hablando de que los cosmos son homosexuales: Horror de los trogloditas, igualdad de género cósmica, nacional y popular.
Hoy nacieron miles de mariposas. Sentite poderoso.
Y murieron miles. Sentite inútil.
Un coche viejo sigue enamorado de una moto que pisó hace nueve años.
La moto murió también de amor, por un gato que esquivó.
Y el gato se enamoró de un caballo.
Y el caballo se murió de inmóvil.
La vida es como el ajedrez, relinchó cuando agonizaba.
Si no movés, perdés por tiempo.

domingo, 25 de octubre de 2015

Numeral

Ciento diez. Mi número. Lo espero hace parecida cantidad de minutos. Me aburro y te invito conmigo. Invitémonos a deleitar esta esperanza, mientras nada viene a transportarnos. ¿Podemos pormenorizar nuestros pormenores? ¿Va a pasarnos algo, o no?, Mientras aquí nos subyugan los compatriotas de la nadacracia, los adalides de la justicia nos ignoran como un manco que teje guantes para la configuración equivocada de dedos. No cabe una uña en esta maniobra pero igual lanzo mi anzuelo, como si fuera esto la esperanza mía en los porvenires. ¿Y la tuya? Nunca me hablaste de tu esperanza. Porque el bondi no viene más. 

¿Será infinito su letargo en la lejanía? Escondido como oso tras la melodía eterna del silencio, en infracción con el sol y la estación que lo demanda. Tu esperanza silenciosa, tras el manto oscuro de la noche que ninguna luz sabe traspasar. La esperanza mía, charlatana, acuchillada ahora por los osos colegas que no cesan de no cesar. Ciento veintisiete. Cuento cuarenta. Ciento setenta y cinco. Se me doblan los dedos de contar y el número mío no viene. Se acaudalaron sus múltiplos en un edificio quieto. Se dispersaron por fuera de toda matemática los dividendos de su ecuación. No viene el mío pero sí ahí se va enfrente uno igual numerado, decime si eso no es traición.

Entre cada pausa elevo mis ojos y relevo la avenida. No creas que soy tarado y le doy a la tecla mientras pasa a mi lado. Pasa una moto, tres autos y un fresco que me sopla la camisa. Y un ciento cuarenta nuevo. Y mi número en falta, insistencia perfecta. Por sabido que nunca vendrá. Este oso mío se ha quedado frío tras esta primavera falsa que es como un otoño y medio, donde los jilgueros dejan sus cantos en el correo de voz. 

De verdad, ya ni se adónde iba. Ni siquiera entiendo del todo lo que hago adentro de esta piel. Mi mente se pone anecdótica, y mis ojos de vidrio. Mis manos de agua, mi frente de frío. Jilguero exiliado, rugime tu nota desde donde estés, sea de alegría, sea de agonía. Ambos sabemos pajarito, que la memoria emotiva desmotiva. Y cuánto: Ciento setenta y seis. Ciento once. Ciento setenta y seis.

jueves, 22 de octubre de 2015

La Peor

Nunca me dígas que me quede si ya me mandaste a yacer. Ya estoy yaciendo, no te miento, yacimiento ya me siento. Ya soy yacido, y sin asco cuando yazco. Yacer, ya sé. Y nada termina donde empieza, no me lo digás. Un círculo es otro polígono más, pero con más esquinas. Infinitas, pero a quién le importa cuántas,  si uno se estrola igual contra sus vértices de ladrillo. No me digas lo que pensás, que vos te concentrás un poco y me dominás el cerebro. Sólo busco inasistir de repente a esta reunión. Si quisiera estar tirado, eso hago, me tiro en un costado. Y no pienses que disfruto estar yaciendo. Debería estar corrigiendo mis respuestas, sosteniendo al cilindro que se cae, y si intento ser sostén, derriba su cima encima de mi cima. Esta explicación tampoco me sale peor que aquello. Y si sigo tumbado, es que la pregunta me desploma: ¿La proeza, o la destreza? ¿Cuál fue peor?

viernes, 16 de octubre de 2015

Por Acá

A - "Flaquito, qué hacías por acá?"
B - "Vine a volver. Regresé a irnos. Tal vez antes podamos ser un poco hartazgo o ese manojo de reglas que te copa a vos. Pero después más emprolijados, tirarnos a dormir la siesta que no tiene nombre."
A - "No vengas a distraerme gratis con tus pieles intercambiables. ¿Viniste de soplanucas o a invitarme con tus relojes a medir las ruinas del tiempo?"
B - "No seas grosera. Bien que los turistas visitan las ruinas y sacan sus fotos."
A - "Japoneses viajeros, amables y gentiles. Tan de vos volver a irse. Tan tuyo todo lo japonés, y volverte a aparecer así sobre la medialuna menguante."
B - "Es de noche y en lo oscuro los pájaros callan. La melodía de la que te hablé antes. Ninguna libertad que se mida en los canales de televisión."
A - "Tenés un parecido estratégico con un insecto de los montes que hace mú. Lo ví aquella vez que nos reímos del ave con lagañas y ojos cansados. Ella también se reía de nosotros."
B - "Plumitas que siempre van al rojo sol del atardecer, así escribiste aquella vez en un cartón de pizza."
A - "Y me dijiste trola."
B - "Estábamos cojiendo. Y me pediste que lo repita."
A - "Pero me dijiste. No se puede creer en una felicidad de noche y por la mañana andar diciendo mú."
B - "Ya podría apostar qué cartelitos traerá el próximo zeppelin."
A - "Bueno, pero no me impongo como mito, como vos, Flaquito."
B - "Peor. Te imponés inderribable. 'Que nadie me distraiga la sombra' - Así decís vos."
A - "No me conmovés, y eso es gravísimo. Ningún matiz de tu lectoescritura."
B - "No trato de convencerte de nada, ni me convence que se trate de convencer, ni de nada."
A - "Gracias."
B - "Para qué vamos a emprolijar los tornillos que igual duermen enfrascados. Todo ocurre antes de otra cosa que viene después. Huyamos de acá para atender un poco nuestros timbres."
A - "Posta. Hay alguien en la calle, bajo la lluvia. Abro y soy yo. O soy vos. Todo eso."
B - "Mañana merendaremos besos y porros. Tus palabras te saldrán mojadas, y eso me impregna algunas inquietudes."
A - "Tus fuentes son unos duendes que nadie vio. Invisibles y malhechores, no hay peor cosa."
B - "Y tus dientes revisten hachas de terciopelo."
A - "Terciopelo no. Un tercio de tu pelo. El resto, humo blanco. Válvula de la palabrita."
B - "¿Amor, decís?
A - "Callate"
B - "Un poco de sentido del humor"
A - "Resentido del humor."
B - "Soy boxeado. Listo, asumido."
A - "OK. Cojamos y huyamos pronto de por acá."

viernes, 9 de octubre de 2015

Maga

La ví ninguna vez pero sus ojos me acometieron. Sus labios proponedores me impusieron un suave orgullo de que me hacían la mueca a mí (sólo a mí). Si sabremos todos que no era así, pero el rayo eléctrico igual me atravesaba de los pies a la pera y me esparcía su ritmo hasta las cejas, que hacían su danza inocentemente por no tener un espejo impugnador que revocara todo intento. Ay si tan sólo su presencia ninguna se hiciera una, si el asiento de al lado no estuviera tan vacío, tan visible su colchón, tan inflado por no soportar ningún gramo. Sus ojos trazaban una recta breve acompañada por el resto de sus rasgos, me oficia eso de sueño oblicuo cuando me acuesto en diagonal. Cuando me duermo sin almohada me viene su rostro apoyado en alguna ventana, mirando los carteles vacíos, o los íconos que a veces contienen, las partes de las caras como si tan sólo le interesaran de una vieja sus arrugas, de un viejo su nostalgia colgando entre los ojos. Magia poder comportar tanto kilometraje en sus breves veintipocos. Hacerlos comportar, y que hagan caso a costa de escupitajo y una mirada grave que no se pueda soportar.

Nuevo Documento de Texto

Suenan las teclas como acordes sucedidos en otrora época, otroros instrumentos de quienes impugnaran por vez duodécima a todo caso pretérito. Aquí yo oigo y hago sonar tales tecleos, como dedos victimarios de la letra, como teclado víctima del acoso digital, nunca maten al mensajero, nadie asesine al cartero de los botones. Un botón por letra tiene el mensajero y por cada letra esbozada un botón que impugna no ya al letrero sino al deletreador, al quinteto de acordeones que redondan en la musicalización de la suave jornada nocturna, al diáfano director de la orquesta, al orgulloso plantel que oficia de afición, es un gusto, un gran gusto tenerlos aquí, claro que sí.

jueves, 1 de octubre de 2015

El Intentador

Un pibito que se acerca a una hoja y la prueba con su dedo, lo desplaza por todo su largo advirtiendo lo rugoso y su aspereza. Un día la hoja será blanca y hará lo propio con su dedo de birome. Y otro día vendrá el capo de la letra y le encomendará finiquitar sus incursiones.
Excursionista desacomodado, probará que la finitud no es propia de sí y volverá rabioso a su búsqueda primordial, enfrentar a los fantasmas que hacen bú, andar andando hasta el final del útero.

"Lindo viaje" - le aclama una ventrílocua muda.

"Todas mis orejas te escuchan, y se me cuelgan de la sien" - le dice el pibito, y sigue - "Mastodonte del griterío, vos me tirás al suelo y a otra cosa. Yo monoambiente calmo con risa al río."

"Intrépido pibito. No sabrías vos. Mas hay determinada fugacidad como una oveja bastante turra carcomería al lobo gil. Lo agarraría de la consciencia y lo revolearía."

"Tú, multiplicativa de la consciencia. Yo sólo busco a mi múltiplo, y hasta entonces me divido inconsciente por mi cociente".

"¿Revolearte al tacho contra el suelo?. Sí que suelo revolearte,.. Pero si enoja tanto, te tacho revolearte"

"No sea cosa."

"Sea la cosa. No todo es lo que parece"

"No todo lo que parece es"

"Ya no lo sabemos. En cada pausa unos organigramas me apalean"

"En cada llanto hay un agasajo. Quien no llora, no se mama"

"Vos estás torcido por la vida. Sos un sendero, pero con patas y dos orejas".

"Y a vos te gusta la cerveza con diversión. Enfermémonos durante la próxima siesta. Cuando aclare nos inventaremos nombres con cuadrisílabos."

"Tengo el tuyo. Pelotudo"

"Retomemos"

"Tomemos"

"Veníamos con lo de tu oreja"

"Vos dijiste esto: 'Uno no sabe muy bien dónde está su oreja hasta que saca un dedo y la toca, y a veces pasa lo mismo pero con el alma, y vos sos como un dedo'"

"No dije eso, pero me parece hermoso."

"Es que tu ritmo acelerado hace a tu velocidad impune"

"Te fusilaría si fuese fascista."

"Reintegrate a vos. No es lindo lo lindo sino lo que gusta"

"Ni feo lo feo, sino vos que sos feo"

"No es lejos lo lejos sino lo que dista. Ni playa la playa sino la que costa"

"Dejate de discursos veraniegos y recursos estivales. Yo quiero ser múltiplo de vos"

"No podemos enamorarnos. Vos sos un pibito y yo una hoja. O viceversa. Me mordió una metafísica y perdí la cuenta"

"No es metafísica, ignorador. Es patafísica del deshielo condenado al hielo condensado."

"Claro"

"Cloro"

"Cloruro de clero. Demografía insólita de los ademanes. Obsoleta y perdida."

"Mientras sopesamos la paciencia de quien lee, un concierto de partículas subatómicas atraviesa las paredes."

"¿Y?"

"Que no impiden tu reflejo"

"¿Y?"

"Que sos un poco cascarudo, y un poco dromedario"

"¿Y? A vos te hipnotizan las rajaduras de la tierra seca. Y no ando esculpiendo bochornos a tu medida"

"Vos y yo estamos gobernados por reptiles toscos y troquelados. Nos los arrancan de la sien, juegan un poco, y te tiran al suelo o al tacho."

"Tacho y suelo, no empecemos de vuelta muchas veces más. A nadie le importa"

"A nadie sí le importa, pero por hoy ya no haremos caso a nada más."