Quebrar el vendaval de lo que llueve y se deposita
Nievan los árboles, nieva la sencillez
Descalzo de guantes, porque
si una sola vez fuimos engañados
uno ya nunca sabe si lo que vive es real
pues el pasado se repite como misterio
y es uno quien lo besa y se dispone
o se envuelve en diario pa' no cortar al basurero
o se pone calmo y directo bajo el flujo del tiempo
Acceder a la rotura es tan perfumoso
cual desprendimiento de glaciar
trozos de formas nuevas, manejables
circulando mediatos por la corriente devenir
Asolarse es bello cuando preciso
así como secreto cuando imaginado
¿la carqueja que salvó mi vida fue cuál?
¿la del golpe final?
¿O aquella insegura que inauguró la batalla,
la que blandiéndose rutilante humedeció su hojarasca,
la cual cuya afrenta al espectro espectador,
pero como surgiendo de una arena derrotada,
desnuda de todo menos de su bandera imparable
la que flotará por siempre a través de mi viento
hecho de ese, su ungüento vencedor,
la reliquia del paso primero?
Con una rama de pie
menos rendida que decidida
esa mi carqueja banderín pero también
aclarar que ni ella ni ninguna
hubiera sido más que olvido
si se la diseccionara con los reflectores del exitismo
así de separada, heroizada, subrayada
así de exagerada
jamás más que un olvido
Sino que mas bien ha sido
la estrategia del conjunto
el sistema de cuadrilla
la entropía de un equipo
la comunidad organizada
pues si habría carquejas dirigentes
mas quién sabría entre cuáles ellas,
ya de tal carácter, confundidas tanto eran.
Es urgente revistar el pañuelo
cuando la dama zamba desnude su cotejo
así de urgente mi alma pedirá un clemente
desenvolvente del destino
derribar lo definido con las lenguas,
con la uña y su motivo,
con el ritmo imperdible
del manjar de dedos sordos
asistiendo a la chacarera
Es un privilegio arder en esta hoguera
la de los que supimos volver del deseo de fuego
repletos de heridas y kinesiología
henchidos de inflamación y desodorante
onagros del asedio, tuve un sueño
me temblaba la boca
se golpeaban los dientes
se cerraban los ojos
los oídos zumbaban
y al despertar pensé
llevo un par de vidas sintiendo que
habría hiedras en mi lugar
si intentara mi chance de percibir la marea
si pudiera, impregnado de subsuelo
ser lamida seca del extinto