Me dijo desnudate
Y le mostré un poema
Y le dije entre penumbras
Quiero ver tu blog
Amenicemos esto, me dijo
Y yo que siempre salto al vacío
Y yo que siempre salto vacío
me guiñó su tercer ojo
¿Nunca escuchaste música en la oscuridad?
¿Y tu alma, de qué se alimenta?
¿Y tu fiebre, cuánto hierve?
Que me muera el diablo si no.
Me braman esas bromas
Me sobran las sobras
Que me den edén
Hasta que basta
Yo que soy un soy
Yo que me parezco a lo que crezco
¿Qué sabría yo de mí?
El hombre que sobrevivió a sí mismo
El que fue un insecto plaguicida
Una plaga insecticida
Cuando fui luz, apagué
Porque era último, y ya se sabe
Justo acababa de vencerme a mí mismo
Cuando me enfrentaron de vuelta contra mí
¿Y qué podía hacer yo?
Si ya estaba recién vencido
Pero soy también mi renacimiento
Porque cuando me hundo en tu pecho
Oigo que tu corazón es un hipódromo
Escucho tus caballos trotando
Conozco mucha gente a la que no conozco
Pero a tu alma equinista
A ella la besé en una esquina
Y eso que pasó, es esta poesía
viernes, 10 de julio de 2020
Suscribirse a:
Entradas (Atom)