viernes, 10 de julio de 2020

Amenicemos amanecidos

Me dijo desnudate
Y le mostré un poema
Y le dije entre penumbras
Quiero ver tu blog

Amenicemos esto, me dijo
Y yo que siempre salto al vacío
Y yo que siempre salto vacío
me guiñó su tercer ojo

¿Nunca escuchaste música en la oscuridad?
¿Y tu alma, de qué se alimenta?
¿Y tu fiebre, cuánto hierve?
Que me muera el diablo si no.

Me braman esas bromas
Me sobran las sobras
Que me den edén
Hasta que basta

Yo que soy un soy
Yo que me parezco a lo que crezco
¿Qué sabría yo de mí?
El hombre que sobrevivió a sí mismo

El que fue un insecto plaguicida
Una plaga insecticida
Cuando fui luz, apagué
Porque era último, y ya se sabe

Justo acababa de vencerme a mí mismo
Cuando me enfrentaron de vuelta contra mí
¿Y qué podía hacer yo?
Si ya estaba recién vencido

Pero soy también mi renacimiento
Porque cuando me hundo en tu pecho
Oigo que tu corazón es un hipódromo
Escucho tus caballos trotando

Conozco mucha gente a la que no conozco
Pero a tu alma equinista
A ella la besé en una esquina
Y eso que pasó, es esta poesía