miércoles, 24 de febrero de 2016

Masacraron al Pato Donald

Masacraron al Pato Donald, informaron los leones
Los periódicos perforan la tarde con sus titulares suplentes
Los manicomios para titiriteros se quedaron sin su nadie
La multitud que acechaba la cosecha
Los monstruos asustadores de películas
Las criaturas que nacen de la soledad

Masacraron al Pato Donald, me indaga drogadictamente
El estribor de ese lapso
Las palmas de su semirrecta
Me hace olvidar mi cara
Me busco un espejo
Vislumbro sólo espejismo

Masacraron al Pato Donald, al zoológico rajemos
Los enamorados de los potus
Los despavoridos que consideren
Los monigotes considerados
Los alfeñiques pies de murga
Los cuarteleros destartalados

Masacraron al Pato Donald, fueron unos reacios
De voluntades abnegadas desdijeron
Que las ramas se llenan de árboles
Que la luna amontona al cielo
Que el gravitar de la marea
Se desnuda ante la arena

Masacraron al Pato Donald, me escabullo entre las jaulas
Me le adentro apresurado cogoteando desmedido
Y me ataja el masacrado
Misma falacia, la de siempre
El león engatusado
por los gatos leoninos

viernes, 5 de febrero de 2016

Cornisa que anda peligra a los peatones

Me culpó un juez parecido a mí de que me quema un incendio imaginario.
Fue ésta la frase suya: Amigo, esos que veo dirigirse hacia aquí no parecen personas.
Dirás: Éste se puso drástico siguiendo paso a paso rengo la receta.
Será pregunta buena para un dócil contestatario.
Será reseca y con anteojos para mí.
Pero no resolverá los parámetros de la impaciencia.
Uno vive de la falta de respuesta, esa la nafta nuestra.
Los árboles son grandotes y responden con otoño.
Las alas son tan mariposas como mariposas tienen las alas.
Los índices de los libros son orejas de sus páginas.
Toda vía eterna todavía eterna.
Y si quisieras prenderme fuego, pasarías la noche buscando encendedor.
Cansado, y muy tarde consultarías a la vecina.
Te prestaría con amor.

La calidez que me dijiste

Es libre solamente quien obedece a los barcos sin timonel que navegan en su corazón.
Una ronda de ademanes justos pasan por la cara del envidioso.
El que mira desde enfrente cómo se quieren como quieren.
Los otritos dos esos que andan como besos.
Que se hamacan sobre la felicidad de los árboles por ser del pueblo.
Y se pregunta por qué, porque le falta el por qué.
Tiene dónde cómo y cuándo.
Tiene el quién y tiene los quiénes.
Pero así como el árbol es del pueblo
El corazón puebla al ser. Y se le ocurren hermosuras a las venas que lo naufragan.
Y desde enfrente todo es envidia pero desde el respeto de una caricia todo es amor.
Todo está bien, aún decir que todo está mal.
Para esta cosa fue mi nombramiento? Pregunta el sufrido.
Oigan che, soy el vuelo de una feroz y no lisiada suerte.
No te alejés que ella te indica cómo hipnotizarme
Está tanto en todos lados ella, así como vos.
Está tan del otro costado que se peina sin champús.
Esperemos que amanezca mientras te pueda decir algo.
Mediante la eclosión imperial escindida de su expandida mitad.
Tinglados del codo hincados al juicio del costillar del otro.
Qué tugurio todo esto, se rinde lo inmaculado
Prédica genética implorando la piedades que no supo otorgar.
Luto implotado en el ombligo del hombre.
Ombligo va sin hache, frenético.
Vos, hombre laceracivo.
Vos nos has sido espíritu dadivoso a la falta.
Un pucho gigante para la amonestación divina.
Has conocido la vena inflamada, la herida flamante que late bajo los mares.
Cuando dijiste voy a ver si es tal.
A explorarle la cal.
A mirar si hay un guiño o no lo hay.
Si tiene filo o si filo no.
Si tiene aeropuertos.
Para estacionar los barcos.
Ayudados por mil guías.
Mas ningún timonel.

Armónica

No sos vos lo contundente que se brinda desde el espejo.
Es un refunfuño del retraso
El monoambiente de los credos
La enredada era de la enrededadera
Quiero plantar un par de carozos
Y hacer nacer un bosque
Ser avioneta ante los tractores
Estoy para darme una vuelta entre los rieles antepasados
Entre las milongas antojadizas
Que nos planteaban incompletas
Los pajarracos sentimientos
Que hicieran nido a nuestro lado

me lleva el siento diez

Entre una gallina y otra gallina
no hay concurso
las dos ponen huevo
las dos pican al gallo
La educación de los pormenores
Que los hace saltear charcos
por jugar a los resbalones
Embarrados hasta el cuello
Confiesan sus retos
Prometen sus gentilezas
Que nos sacan todo
Casi hasta el árbol en el que estamos apoyados
Pero todo es olvidadizo cuando es medio necio
No sé quien era cuando sonó el timbre
No llegó, no llegó a mí
o a quién le importa ya
Démosle la gracia al árbol por estar acá.
Subámonos al bondi
Y a tratar de dormitar

Es por aquí

Como si el viento me sacudiese satisfago mi certeza de que el mundo se va a caer. Se le destornillan los clavos y se le ponen fieros los cimientos, mirá si será de no creer. Los cometas se nos cagan de risa. La risa que desafía nuestros cánticos. Que se eleva a la luna y no nos cree que es un satélite que da vueltas alrededor nuestro. Seguir y seguir así, repita nuestra órbita desde el albor de los tiempos. Alboroto destemplado que estuvo muy bien. La paz de donde vino era muy yuta y vendehumo. Esta patria equivocada del cielo, me dice, no te hagás el difunto, mameluco. Las flores salen siempre desde el centro para afuera, y vos le decís de abajo parriba. Ves que sos un mameluco? Y yo muerto de abecedario me cuelgo de su cuerpo de camino y dejo pasear por sus polillas que estornudan corazones. El rey del bosque de los solitarios. Santuario de los arbustos, que llevamos por palacio.

¿Qué es esto, un fantasma embrujado?

Tener miedo es que algo raro viva en tu casa
Pero si no te mira fijo no es eso
Si mira con ojos de sombra
Es tender miedo
Parece muy inteligente el tiempo y sus relojes
Pero no se atreve a nada
Le preguntaría, yo
si fuese su entrevistadero
Haz atrapado un pez, o has sólo derruído hasta el agua con tus inventos?
Y me contestaría firme
Con su silencio.

Grito entre el silencio y descubro su voz

Acabamos de conocernos
Un puente, esto

Mitad tinta
Mitad tus ojos

Mitad mi boca
Mitad oreja tuya

Paremos
Pará y paro

Vos pará la bola
Yo paro general

Yo paro partos
Vos pará, alcanfor de los reptiles
Semillita de la belleza
Enseñame tu otra libertad
Esa que nace como bellota
Y la vuelan las brisas y los vientos
Ella que silba sobre las cañas
Las cañas llenas de cañaberal
No es al revés, repuesto del florecimiento.
Toda sorpresa es un taller para los intentos
No hay nadie ahí
Es un cuarto gris y oscuro que se promete esquina de cada neurona
Un corazón donde las puertas se abren solas.
Hay un montón de cosas solas
Cucarachas y ratones que no se ven
Como un libro de ilustraciones
Sobre los fantasmas que entran por la ventana
Duendes de polvo
Trabajarlo es una risa
Es arrebatar la escalera por donde suben siempre los encuentros
Y arrojarles gatos negros por debajo que rompen un espejo
y se prestan la sal con la garra abierta
los dientes enfrentados
las uñas untadas del marfil del otro
Una pelotita callendo por el vacío
Que es siempre semillita.