lunes, 22 de octubre de 2018

nunca fue mejor escribir esto que terminar de lavar todo

Estoy hasta la espuma de mi concierto de vajillas. Este cuchillo ni limándolo con sierras estornudaría su bazofia. Y si agigantara esta visión estos pedacitos de porquería serían grandes rocas sobre el filo de mi cuchillo, y para cualquier roca semejante la vida no es más que un estupefaciente mórbido, pues los vivos creen que vivirán y ellas saben bien que no.
Me mata lo mismo este tiempo de fregada que cualquier balazo de un cañón. Ambos sellos diáfanos del instante que se murió, acaso con distinto énfasis, pero sendas alcurnias aparatosas me apartan del destino, el uno bajo la danza de la violencia, mas el otro con pobretones pretensiones filosóficas.
Pero aunados siempre en diagnosticarme la flaccidez severa del discurrimiento al revés del espacio motor, como si hubieran hincado sobre mi íntima granja de chacras, su bandera anarquista del irrumpimiento.
No me queda más remedio que no quedarme más remedios.
¿Me fui, me voy o me iré?
¿Me he ido, o ya me había ido antes?
¿Me hubiera ido, o me habré, o me hube?
Conjugame el conjunto de idas y vueltas con el mero conjuro de reposar aquí a posar sobre el filo de las ideas de este sucio puñal.

domingo, 21 de octubre de 2018

no noto

No escribas ahora, todo lo que saldrá es una nota vacía.

Ya me había sentado, había iluminado la mesa, mi mano había ordenado a mis dedos a ir por mi birome. Ese trayecto siempre me fue peligroso, pues en esa ruta ocurren accidentes como el que detallo a continuación: La inspiración se hace bosta contra alguna carencia, y en ese choque hay explosiones y una esquirla incluso que se me incrusta entre la sien.

Inmediatamente la mano abandona su viaje, y el codo la redirecciona hacia la zona de la cabeza, a rascar la zona de la esquirla. Ya llegada la uña filosa a las inmediaciones del cuero cabelludo, una voz inaudible le charla algo así:

"Enceguece tu ojo ahora, y pregúntate: ¿Qué veo cuando escucho lo que siento? Vos te estás confundiendo. No soy yo, la esquirla, tu accidente. No sos un bidón de sangre. Ni vos ni yo dilataremos al tiempo, ni diremos siempre lo mismo, ni oiremos algo nunca igual. Y sentate un pococ mejor que la ergonometría es tu asesina."

Ya rascado yo, me calcé sobre la birome, me lancé sobre la hoja, y allí arrojado taché uno por uno los renglones que estaban en blanco, como si esperacen pálidamente alguna cosa superior al tezudo borroneo.

Porque no era eso lo que te quería decir, pero tampoco pude decirte nada mejor.
Me fui a dormir, con la palma prendida fuego, y entre groseras frazadas, pues en noches como estas hasta el fuego se anda con frío.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Las ideas aterrizan cuando el aeropuerto del entendimiento libera sus pistas

Es indiscutible gestar campos magnéticos
Extenderlos sobre la lengua como se extiende la luna sobre la noche
Un estrépito que no te deja ir ni dormir
Como una oreja sacándome del sonido,
y yo que me atravesaría si fuera un ruido,
Pero no intento de acordarme de lo que pensábamos
por eso de que las cosas que olvidé, no las recuerdo
Y me dice el no intacto filamento de la memoria
¿pero vos qué te piensas,
subgénero del sujeto,
que queriendo saludar al número veinte,
que te acompañó como cantidad vigésima de la edad
durante un año entero de tu vida,
sólo estipluaras como que te fuiste de la suya
así como se fueron de la historia
los ejes temporales del año cuarenta y seis?

domingo, 7 de octubre de 2018

A quien nunca le cupo el poncho

Como aquel árbol que se creyó la geometría
Y se puso a especificar sus ramas
En la conducta de su ungüento gladiador de savia
Y aquella vez que ante un yerro
no hizo más que proliferar sandías
De su tronco, de su copa y de su espina
Y no fue más quien era pero debo decir
Estuvo dulcísimo saborearle frutas bajo su sombra

Diseñábamos telebombas, y de tanto ir tan lejos, sucumbimos una mañana

Cuantiosa vida
Como la perla del sensei
Que adorándola como el bombo adora a la zamba
Le crepitó lo siguitente:
Metete con la luna
Metete con la aurora, que se volvió locutora de mis pasos
Metete con mi suelo al que suelo ir
Y con mi cresta de cuernos ensamblados
Cuando la ruptura se hiere se le cicatriza una continuidad de rumbos de astros
Es esa la posta del poeta que se le torcieron los bronquios al estornudar su inspiración
Elementos no posee este nivel de la mentalidad
Sólo el caos como objetivo de una minuciosa organización ajedreceada
Repito
Esta idea que se manifiesta no es caótica, sino que los compartimentos cerebrales se han coordinado estrictamente para maximizar el ejercicio de la confusión.

Cierro los ojos y pasa la noche entera

Estoy en desacuerdo con la almohada.
Ese surtidor ya no surte suerte sino que me interroga y antes que luego me calla:
Tu cuerpo nació antes que tus opiniones
Sólo quiero leerte el libro de los ojos,
Efectuando la sinceridad esa a la que no se le atreve ninguna boca
Alimentarme, hoja por hoja, ojo por ojo
Y el promedio totalizador que hay entremedio:
¡Lo único que te inspira es tu nariz!

Respecto del pasado

El arbitrio ha conquistado la forma de aquella pelusa
La única coincidencia de los seres ha sido la del desencuentro
No hay nada mas octaédrico que un vientre excavando los subsuelos de la razón
La carrera es entre rápidos y veloces, y mi terruño de motricidades les destroza la largada
Asocio mi pata con un charco de mugre y me hago hermano del barro y su voz de lodo
Enfática la maldición de la rodilla
Quiero un pomelo, quiero un habitáculo ausente de cosas y de paredes

 Acerca del presente

Una literatura se me metió en el ojo
Agresiva ante mi yema, compañera de las pestañas
Aglutina gramáticas de lo que veo
Me reluce la penumbra, y me embadurna los episodios
Estoy quebrantado, los robots ya no son metálicos
Ahora vienen con sus carnes y sus huesos
A administrar los pabellones del pensamiento
Rebotar al corazón y su funcionamiento
Subime a lo sublime, pata mía y embarrada
Quiero deshacerme de mi lagaña y no morir ahora
Y para aquello debo contestar

La pregunta del futuro

¿Cuál gabinete intergalático es el espónsor de mi subconsciente?
¿Cuál imán cósmico jugó a difundirme humano sobre la tierra?
¿Y cuál a difuminarme como migajas entre las muelas de la huesuda muerte?
Los estratos esparcidos del barro se exigen como atletas para llegar hasta mi aliento
Allí habría el caos de estar más cerca de la luna
Allí habría una certeza sin pulmón
Allí habría la revuelta de la quietud
Allí habría un sensor en cortocircuito con la lengua
Pero encima de la cima no hay nada de lo que habría
Hay solamente lo que hay
Unos restos de un pomelo